Las novelas de David Almond están llenas
de seres fantásticos, de hondas reflexiones y de aventuras increíbles. Tienen
el sabor de una peli de Tim Burton y los ecos de las mejores novelas del
maestro Roald Dahl. Están escritas para niños que ya no son tan niños, para
jóvenes que aún creen en la magia y para adultos sin prejuicios y con mucho
mucho corazón
Stanley Potts vivía con su tío Ernie y
su tía Annie. Sus padres habían muerto y sus tíos le habían acogido como a un
hijo. Stanley Potts era “…un muchacho normal con una vida normal en una casa
normal de una calle normal, hasta que un buen día, ¡pum!, el mundo se volvió
loco. Ocurrió de la noche a la mañana.”
La vida de Stan dio un giro cuando su
tío decidió montar una fábrica de conservas…¡dentro de su propia casa! Latas,
peces, máquinas, ruido, trabajo y más trabajo… Aquello se hizo insoportable.
Así que Stan no se lo pensó dos veces. Apareció la Feria y se fue con ellos.
Así empezó su viaje. Así empezó su aventura.
Una aventura que no te puedes perder…
¿Porqué leer El chico que nadaba con las pirañas?.... esto lo escribe Pepe Trívez:
Porque está llena de magia, de la buena,
de la que nace de dentro. Porque cada mirada, cada gesto anticipa el futuro y
encierra esperanzas.
Porque te hará sonreír, reír, pero
también pensar. Porque te descubrirá que la vida puede ser distinta aunque siga
siendo la misma. Porque te enseñará a perdonar, a mirar al interior de las
personas que a veces te muestran sus peor cara.
Porque todos tenemos la oportunidad de
ser una versión mejorada de nosotros mismos. A veces basta con atrevernos a
emprender el viaje. Porque todos tenemos un don. Porque tú tienes un don y “¿…qué harías tú si de pronto se presentara
alguien y te dijera que tienes algo especial, un talento extraordinario, una
habilidad única, y que si te atrevieras a utilizarla podrías ser famoso,
podrías ser grande, podrías dejar de ser tú para convertirte en un tú muy
especial?”